sábado, 29 de enero de 2011

LA BIBLIA


Definición: Biblia es una palabra que significa libros; así que Biblia es: pequeña biblioteca.
Para comenzar esta breve reflexión acerca de la biblia, es necesario decir que la Biblia es la Palabra de Dios; Y esta palabra es necesaria para nutrir y desarrollar la vida espiritual de todo ser humano que ha comenzado su nueva vida en Cristo. 
Toda criatura necesita de alimento para vivir y desarrollarse; y el creyente, como nueva criatura espiritual necesita alimento espiritual para desarrollarse, sobretodo en sus primeros pasos.

Objetivo de esta breve nota:
Lograr que el discípulo de Cristo comprenda la importancia de la palabra de Dios para su vida, y que la pueda incorporar a su vida de devoción diaria, para que ésta, se convierta en regla de fe y conducta.
Una ves que el nuevo convertido ha creído en Cristo, y le ha aceptado como su Señor y su Salvador, debe luego pasar a incorporar en su vida una disciplina constante de devoción de fe hacia Jesucristo; porque al venir a ser creyente en Cristo, ha nacido de nuevo; ha sido hecho una nueva criatura, y esta nueva criatura debe tener un cuidado apropiado para mantener su salud y su desarrollo. Así como un bebé recién nacido necesita cuatro cosas fundamentales para su desarrollo, las cuales son: a) respirar- b) alimentarse- c) ejercitarse- d) descansar; de igual modo, el recién convertido, que es un niño espiritual, necesita de las mismas cosas para su desarrollo, pero en un sentido espiritual. Así por ejemplo, el creyente necesita respirar, lo cual es orar; Necesita alimentarse, lo cual es nutrirse de la palabra de Dios; Necesita ejercitarse, lo cual es participar de la obra de la iglesia de Cristo; Y además, necesita descanso, lo cual es alabar, adorar y meditar en el Señor y vivir en Cristo. La Escritura dice: ."Pero los que hemos creído entramos en el reposo..." (Hebreos 4:3) Y: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré DESCANSAR. (Mateo 11:28).

I- LA NECESIDAD DE ALIMENTO ES ALGO NATURAL DE TODA NUEVA CRIATURA.
a) Si usted ha hecho una sincera decisión de fe por Cristo Jesús, usted ha nacido de nuevo, y en consecuencia usted sentirá hambre por conocer mas de Dios. Y la biblia es el instrumento autorizado y eficaz que puede darnos conocimiento, acompañada de oración y Guianza del Espíritu.
b) La palabra de Dios les dice a los convertidos a la fe de Cristo, que deben desear como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella puedan crecer (1ª Pedro 2:2).
c) La palabra de Dios es el mejor alimento para el creyente.
La anterior declaración se equipara con la declaración de los pedíatras en relación a los niños recién nacidos. Ellos dicen que el mejor alimento para un bebé, es la leche materna. Y advierten que cualquier otro alimento sustituto, puede causar severas deficiencias en el niño.
d) Recuerde: No recurra a otros alimentos para su vida espiritual que sustituyan la palabra de Dios; porque ello podría traerle serias consecuencias en su desarrollo espiritual.
e) No recurra consejos de personas que no tengan en alta estima la palabra de Dios, en los cuales no se vea un desarrollo espiritual a causa de la palabra de Dios.
f) Corrobore con la Biblia todo lo que le digan, pidiendo opinión de personas maduras en la fe.
g) Recuerde: Uno de los mayores daños que sufre una criatura que se alimenta con sustitutos del alimento correcto, es una deficiencia peligrosa en su sistema inmunológico. Tal persona estará más expuesta a enfermedades, debilidad, deficiencias de inteligencia, e inclusive, estará más propensa a morir.
Por eso:
h) Si quiere tener una provechosa vida de creyente, tome la palabra de Dios como el alimento diario de la nueva criatura espiritual que es usted ahora en Cristo Jesús.

II- CONSEJOS IMPORTANTES PARA ENTENDER LA BIBLIA Y NUTRIRSE DE LA PALABRA DE DIOS:
1- Escuche la palabra de Dios.
a) Usted tendrá muchas oportunidades de nutrirse con la palabra de Dios en: Las células, grupos familiares, de crecimiento o cualquier otra reunión donde se lea y exponga la palabra de Dios.
b) Usted podrá alimentarse en los sermones en la iglesia.
c) En los estudios que la iglesia provee para sus miembros.
Recuerde que la fe viene por oír la palabra de Dios.
Al saber eso, escuche con reverencia la palabra de Dios en cualquier momento y lugar donde se lea o exponga. Es necesario entender que la comida es el alimento del cuerpo; de igual modo, la palabra de Dios es el alimento del espírituLa comida material mantiene y desarrolla la vida que ha sido dada a luz. De ese mismo modo, la palabra de Dios mantiene viva y en desarrollo la nueva vida espiritual que ha sido dada a luz en nuestro interior desde el momento que creímos en Cristo Jesús y nos arrepentimos de nuestros pecados.
2- Lea la palabra de Dios.
Recuerde: Si usted ha aceptado a Cristo y no siente deseo de la palabra de Dios, eso podría ser un síntoma alarmante de que algo esta andando mal en su vida de nuevo creyente. Sabemos que es deber de los adultos el ocuparse de alimentar a los bebes que tienen deficiencia en el apetito, pero también es responsabilidad del nuevo convertido, el procurar su alimento espiritual. A diferencia de los niños naturales que no pueden buscar por sí mismos corregir su falta de apetito, los niños espirituales, sí estàn en capacidad de hacer algo al respecto. Por tanto, si su deseo por la palabra de Dios no es abundante, busque ayuda pronta, con sus pastores, o con algún líder de su iglesia que sea cercano a usted.

III- LA FE ES LA VIDA DE LOS JUSTOS; PORQUE ELLA FORMA ACRISTO EN NUESTRO INTERIOR:
a) El oír la palabra de Dios, debe dar como resultado el crecimiento y fortalecimiento de la fe en nuestra vida.
Si esa verdad no se cumple en la vida del creyente, es por que éste, no está oyendo con atención correcta a la palabra de Dios.
b) Recuerde: La fe viene por oír la palabra de Dios: "Así que la fe es por el OÍR, y el OÍR, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17). Si oír la palabra de Dios no está produciendo un crecimiento de la fe en su vida, que se manifieste en su diario vivir; usted no está tomando el nutriente del alimento espiritual; y por tanto, su vida espiritual irá decayendo hasta morir; por que el justo por la fe vivirá. Ver Romanos 1:17.
c) Recuerde: El fin de oír la palabra de Dios, es encontrar la revelación de la persona de Cristo (Juan 5:39). No se trata solo de tener fe, sino que por la fe Cristo sea formado en nuestro interior. Porque el que tiene a Cristo tiene la vida, porque Cristo es la vida (Juan 1:4;  6:40).
3-Estudie la palabra de Dios.
a) El estudio de la palabra de Dios es más que leer la Biblia. Estudiarla la palabra de Dios, es hacer un análisis profundo de ella. Este análisis puede ser de: Un texto.Un capítulo.Un libro. Recuerde que la Biblia “protestante” tiene 66 libros.Un tema.Un personaje etc.
b) Recuerde que cuando somos muy nuevos en el evangelio, puede resultar complicado el estudio individual de las sagradas escrituras. Por ello, le recomendamos hacerlo bajo la guianza de un maestro bíblico, o con la de sus pastores. También, debería hacer  uso de todos los programas de estudio que la iglesia tiene en marcha. Eso según su nivel y madurez.
4- Medite y comprenda la palabra de Dios.
a) Muchas veces cuando oímos, leemos, y estudiamos la palabra de Dios, en algunos casos, parece que se escapa la comprensión de ella. Pero cuando estamos meditando serenamente en la palabra del Señor, nos viene de repente esa comprensión que nos habìa rehuido.
b) Podemos decir, que meditar en la palabra de Dios, es contemplarla profundamente y en calma desde nuestro interior; con gran reverencia y adoración a Dios que la inspiró.
c) Podemos decir que la palabra de Dios se nos presenta en cinco dimensiones. Ellas son: 
1) La dimensión del oír. Esta dimensión nos produce fe.
2) la dimensión de leer. Ésta, nos trae hábito.
3) la dimensión de estudio. Esta dimensión nos trae conocimiento.
4) La dimensión de la meditación. Ésta dimensión produce deleite y profundo amor por ella.
5) La dimensión de la memorización.  Esta dimensión nos produce una habitación de la palabra de Dios en nuestros pensamientos.
d) Recuerde: La aplicación disciplinada en nuestra vida de estos cinco ámbitos o dimensiones de operación de la palabra de Dios, producirá en el creyente una transformación y una renovación de nuestra mente. Vea romanos 12:1,2.

IV- TENIENDO LA MENTE DE CRISTO:
Hasta aquí, hemos explicado la importancia de la Biblia, que es la palabra de Dios. A continuación complementaremos este tema, viendo brevemente la influencia del Espíritu Santo asociado a la palabra de Dios que mora en los creyentes fieles.
a) La Palabra de Dios debe actuar en toda su dimensión:
Como vimos, la operación de la palabra de Dios en nuestras vidas, en las cinco dimensiones que ya descritos, es vital para producir en nosotros el desarrollo de la nueva criatura que hemos sido hechos en Cristo Jesús.
b) La influencia de la palabra debe ser habitual en nuestra vida:
Cuando estas cinco dimensiones de la palabra de Dios llegan a ser habituales en nuestra vida, entonces se logra el objetivo de llenar el corazón con la palabra de Dios, que produce en  la iglesia un ambiente de amorosa armonía, y propicia  la adoración y la alabanza. Al respecto, el apóstol Pablo nos dice:
La palabra de Dios more abundantemente en vuestros corazones (Colosenses 3:16,17). 
c) La influencia del Espíritu Santo:
Si a esta vivencia de la palabra de Dios en el corazón, le agregamos la influencia de la comunión permanente con es Espíritu de Dios, entonces tenemos como resultado el establecimiento de la mente de Cristo en nosotros. 
d) Acceso a las grandes riquezas de Dios:
Cuando el creyente alcanza esta dimensión de crecimiento, empieza tener acceso a toda la sabiduría de Dios que ha sido puesta para enriquecer a la iglesia. Podemos decir que tener la mente de Cristo, es tener acceso al pleno conocimiento de las grandes riquezas que Dios preparó para el creyente que le ama. Vea 1ª Corintios 2:9-16.
e) Meta de crecimiento y madurez:
La meta de todo nuevo convertido, debe ser la de alcanzar esta dimensión de crecimiento y madurez. La palabra de Dios dice  lo siguiente en concordancia con esta verdad: “Por que ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.
6- Memorice la palabra de Dios.
Para mayor provecho de este ejercicio (memorizar la palabra), busque versículos de verdades doctrinales tales como: a-) La santidad. b-) La salvación. c-) El perdón. d-) La fe. e-) La protección de Dios. f-) El amor de Dios etc. Recuerde: Cuando ponemos en nuestro corazón la Palabra de Dios, entonces evitamos pecar contra Dios.
Otra razón sumamente importante, es el mandamiento de Dios acerca de memorizar, hablar, escribir y enseñar la palabra de Dios a nuestros hijos y nietos. Vea Proverbios 7:1-3 y Deuteronomio 6:5-9.


Anímese, siga adelante en su desarrollo espiritual. Ame la palabra de Dios y ella le traerá abundantes bendiciones.


William Tercero M.

El deseo de hacer la voluntad de Dios.



Una de las cosas que más preocupa al creyente, y que produce mucha confusión en ocasiones, es poder saber como  conocer la voluntad de Dios en el diario vivir.  En relación a esta cuestión encontramos un texto en los evangelios. allí, Jesús dice:"El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta" (Juan 7:17)   Estas palabras las dijo Jesús  en la Fiesta de los Tabernáculos, pues muchos pensaban que El era un engañador; otros se maravillaban de sus palabras.  En esta ocasión quiso aclararle a todos los que estaban dudando y cuestionando sobre la veracidad y origen de su doctrina, que, los únicos que iban a saber si su doctrina era de Dios o si El hablaba por su propia cuenta, eran aquellos que realmente deseaban conocer la voluntad de Dios para obedecerla. Así que, si para alguien es vital conocer la voluntad de Dios para ceñirse a ella, debe entonces desechar  por completo la suya propia.
Cuando el ángel enviado de Dios le anunció a María que ella había sido escogida para ser la madre de JESUS, ella enseguida reaccionó, no porque dudara del poder de Dios, sino porque su razón le decía que eso era imposible pues ella no había conocido varón. Ella pudo haber dudado de aquellas palabras, si venían de Dios o no, o pudo haber esperado para que Dios le confirmara aquello con señales, pero en su corazón había un deseo ardiente de hacer la voluntad de Dios, no la de ella, y eso fue lo que la dispuso a acatar la orden del cielo. Y por eso pudo decir:He aquí la sierva del Señor,hágase conmigo conforme a tu Palabra. (Lucas.1:38)
Dios tiene un llamado  para cada vida, tiene un propósito para cada uno de sus hijos e hijas; hay un plan divino que debe de llevarse a cabo. Debemos disponernos a decir como dijo nuestro Señor Jesucristo: "No se haga mi voluntad, sino la tuya". Es esto lo que debe gobernar nuestros pensamientos; el hacer la voluntad de Dios debe ser nuestro mayor anhelo; Hacer la voluntad de Dios debe ser nuestra mayor pasión.

Querer sobre todas la cosas hacer la voluntad de Dios, fue la virtud que preservó a Cristo; fue esa virtud la que mantuvo en perfección, sin pecado. Esa pasión en Cristo fue mayor que el amor por si mismo.  Aún en momentos de enfrentar la muerte por martirio, lo vemos diciendo:"Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi VOLUNTAD, sino la tuya".(Lucas 22:42). ¿Quieres tú ser guardado de todo error? Desea con todo tu corazón hacer la voluntad de Dios, aún sobre la tuya propia.

Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

viernes, 14 de enero de 2011

La autoridad espiritual del creyente.

La Autoridad Del  Creyente.
En Efesios 6:12 el apóstol Pablo habla  de una lucha, y es por causa de esa lucha que necesitamos autoridad. La autoridad espiritual es poder delegado. Ver (Lucas 10:19) he aquí os doy potestad… El creyente debe saber que tiene autoridad, pero para que le sea de provecho, no solo debe saber que tiene autoridad sino que además debe actuar de acuerdo a esa autoridad. Nuestro interés al escribir esta nota, es que el creyente que tenga la posibilidad de leerla, pueda conocer como actuar con la autoridad espiritual que ha recibido en Cristo Jesús.

¿CUÁNDO RECIBIMOS AUTORIDAD?
Recibimos autoridad cuando nacemos de nuevo, y esto ocurre cuando aceptamos a Jesucristo en nuestro corazón. Por eso, si usted ha aceptado a Cristo, usted debe saber que usted tiene autoridad espiritual. Es importante que sepamos cual es la base de la autoridad que hemos recibido, y cuales son sus alcances y sus límites. En cuanto a la base de la autoridad espiritual, Cristo es la base de nuestra autoridad, y esa autoridad espiritual se ejerce a través de la fe en él. El alcance de esta autoridad es en dos dimensiones: 1) La del mundo natural. 2) La del mundo espiritual. En lo natural están bajo esa autoridad: Los elementos, las cosas y los seres materiales; Y en lo espiritual: Espíritus, demonios y entidades (principados, potestades, gobernadores de las tinieblas etc.). Nada se escapa de ser afectado por la autoridad que el creyente en Cristo ha recibido, ya  que a Cristo le fue dada toda potestad en el cielo y en la tierra, y esa misma autoridad le fue delegada a los que creen en su nombre. Ver (Mateo 28:18) Además, las sagradas escrituras dicen que por el poder de Dios, Cristo fue sentado en lo mas alto; en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, quedando sometidas bajo sus pies todas las cosas (Efesios 1: 20- 22). Todo creyente debería personalizar este texto al orar. Es decir, que deberíamos orar pidiendo que el Señor nos de espíritu de conocimiento y revelación de lo que somos en Cristo, alumbrando los ojos de nuestro entendimiento. Porque sabemos que también el creyente fue sentado con Cristo en los lugares celestiales (Efesios 2: 6). Es ésta, una revelación poderosa, pero para que se constituya en revelación no solo debe ser leída y oída, además es necesario que sean alumbrados los ojos de nuestro entendimiento (Efesios1:8). Y es aquí donde juega un papel importantísimo el que usted personalice y haga suyas estas oraciones, pidiendo sabiduría, entendimiento y revelación, para saber cuál es la gloriosa herencia y las riquezas a las que Dios le ha llamado como su escogido. Ver (Efesios 1:18)
En cuanto a los límites de esa autoridad,  solo están en la voluntad de Dios. Es decir, que cada vez que ejerzamos la autoridad, deberá de ser conforme a la voluntad de Dios. Además, debemos saber que la autoridad no es de unos pocos, sino que es de todos los nacidos de nuevo. Es necesario que el creyente descubra la revelación de la autoridad que le fue delegada, y cuando eso ocurra, la iglesia se levantará con el poder Dios.

Dios escogió un plan de cómo manifestarse al mundo. El determinó hacerlo a través de la iglesia.  Y ahora Dios está confrontando el mundo espiritual; y es la iglesia la escogida para esta trascendental tarea, ya que la iglesia es el cuerpo de Cristo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo   (Efesios 1:23)  Jesucristo nuestro Señor está ejerciendo autoridad en contra del mundo espiritual de maldad a través de su Iglesia. Es decir, a través de usted como creyente; pues los creyentes conforman el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Así que yo te digo: ¡¡¡ Iglesia despierta y levántate que hay una guerra que pelear y que ganar¡¡¡

Los enemigos de la autoridad:
Es necesario darnos cuenta de que hay enemigos de la autoridad.
En primer lugar está la duda.
Este enemigo deberá ser vencido con fe, la cual debe venir por la revelación de la palabra de Dios a través del Espíritu Santo. Así que, lea y estudie la palabra de Dios, pidiendo que el Espíritu Santo le revele la verdad de la palabra y produzca fe en ella.
El enemigo número dos es: El pecado y la falta de cobertura.
El enemigo tratará de hacernos pecar para que la cobertura sea quitada. Este enemigo se vence con arrepentimiento y confesión de nuestros pecados a Dios. “Si confesamos nuestros pecados el es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1: 9).
El enemigo número tres es el temor.
Para derrotar este enemigo de la autoridad, debemos volver al principio de la revelación y la fe; Debemos estar convencidos de lo que Dios dice de nosotros como creyentes. La palabra de Dios dice que Cristo nos dio potestad de ollar (pisotear) serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo; y nada os dañará. (Lucas 10:19).
El temor es una de las armas favoritas del enemigo para tratar de vencernos. Pero si tenemos la revelación de la palabra de Dios, nosotros sabremos que el enemigo esta bajo nuestra autoridad y que nada nos dañará. Por eso podemos estar confiados en que nada tenemos que temer acerca de lo que el enemigo pueda hacer. Debemos sacar de nuestra mente esos conceptos equivocados: “Mejor no me meto con el diablo”, “Cada vez que busco de Dios me vienen pruebas”. Saquemos esa basura de nuestra mente y echemos fuera el temor, tomando la autoridad que Dios nos ha delegado.
Debemos creer en la palabra de Dios. Si de verdad creemos en lo que Dios nos dice en su palabra, podemos estar seguros que la autoridad de Dios será manifiesta a través de nosotros sus hijos. La gloria de Dios se manifiesta al creer. La escritura dice: “No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios” (San Juan 11:40)


EL PRINCIPIO DE LA UNIDAD
De nuevo, reiteramos que Dios nos ha dado autoridad espiritual al nacer de nuevo. Pero para mantener la autoridad delegada, debemos entender la unidad del cuerpo de Cristo,
Dios unió a Cristo y la iglesia como un solo cuerpo, Cristo es la cabeza y la iglesia su cuerpo; el cuerpo separado de la cabeza pierde sus funciones, así mismo, el creyente separado de Cristo pierde su autoridad. Debemos por tanto estar firmemente unidos a Cristo, así que no solo debemos creer que él nos dio autoridad, sino que debemos creer esta revelación de que la unidad con Cristo nos da el poder que confiere la autoridad, porque separados de Cristo nada podemos hacer (San Juan 15:5).
Otras citas de este principio son: el poder de la resurrección (Efesios 2:5), Como Cristo esta vivo, su cuerpo debe estarlo.
La unidad del cuerpo hace posible el fluir del Espíritu de Cristo; (1 Corintios 6:17).El poder de Cristo resucitado se manifestara en la iglesia (Efesios 2:4-6) Mantengámonos unidos a Cristo y recordemos las palabras del señor que dijo “El que en mi cree las obras que yo hago él las hará también, y aun mayores las hará porque yo voy al Padre” (Juan 14:12).
De nuevo recordamos que según (Efesios 6:12), tenemos una lucha espiritual.
Los seres con los que tenemos esa lucha de la que habla el Apóstol Pablo, son espíritus rebeldes poseedores de cierta autoridad. Esa autoridad fue tomada del hombre al pecar Adán; pero Cristo los venció y ahora podemos tener autoridad de nuevo sobre ellos. (Colosenses 2:13-15). Puede ser que al dar una orden no parezca pasar nada; pero persista; las tinieblas tienen que retroceder ante la luz; los espíritus inmundos y demonios tienen que obedecer a Cristo, y a los que están en Cristo. Nosotros los creyentes somos el reino de la luz, y nuestros enemigos el reino de las tinieblas. Y sabemos que más puede la luz que las tinieblas. Ver. (Sn. Jn. 1:5) Las tinieblas son solo la ausencia de luz, así que, aplique la luz de Dios a sus tinieblas cualquiera sean éstas, y ellas desaparecerán.
La autoridad espiritual que puede ser impuesta en la tierra, tiene que ejercerse por la iglesia, porque Cristo está a la diestra del padre, pero nosotros, la iglesia, que somos el cuerpo de Cristo, estamos aquí. Todas sus órdenes tienen que ser cumplidas por su cuerpo. Esta autoridad en la tierra nos ha sido delegada. Muchos problemas persisten porque los permitimos; no hacemos nada contra ellos.
Hay un reto del Señor Jesucristo: ¡¡haz algo contra ese problema, yo te di autoridad¡¡.
Anímate a decir: “en el nombre de Jesucristo, quebranto el poder del diablo en la vida de mi (hijo, hija, esposa, esposo, o en mi vida; según sea la necesidad) reclamo su salvación. Hazlo así cada ves que sea necesario, y mantente firme contra el enemigo, y sobre todo, mantente sometido a Dios, y los problemas y el mismo diablo huirá de ti; ver (Santiago 4: 7)     Esta practica es válida en todas las áreas; la enfermedad, la escasez, la tentación, la angustia, la depresión, el miedo etc.
Una cosa que debe recordarse siempre es: El estar sujetos a la autoridad nos ayuda a usar de manera eficaz la autoridad que nos fue delegada.


CÓMO EJERCER LA AUTORIDAD
Al estar ante las situaciones que requieren de autoridad debemos tomar acción. Hay cosas que Dios hará por nosotros, pero hay otras que no hará por más que le roguemos. Podemos llorar y aún así no lo hará; porque corresponde a nosotros hacerlas. Es necesario pedir discernimiento para saber en qué cosas debemos actuar con autoridad. Como Cristo, siendo guiados por el Espíritu Santo. Además, debemos conocer cómo hace Dios las cosas. Y Dios ejecuta su autoridad por medio de su palabra. Si Dios quiere que haya agua; no hace un laboratorio para mezclar hidrógeno y oxígeno (H2O= agua ) sino que usa su palabra. Así que si Dios quiere hacer agua, lo único que él hará es decir: sea el agua. Y eso será suficiente para que se produzca el agua. De igual modo debemos hacer sus hijos, usaremos la palabra; y las cosas serán hechas.
Si usted tiene una lucha con el diablo no se deje llevar a la derrota, dígale al diablo: yo soy un hijo/a de Dios y estoy sometido a él. No haré lo que tú quieres, sino que te resisto hoy. La palabra de Dios dice que tienes que huir de mi. Así que vete de mi, te lo ordeno en el nombre de Jesucristo. (St. 4:7)

Otra forma de ejercer la autoridad es fortalecernos en el Señor y en el poder de su fuerza. Efesios 6: 10. Y esto lo logramos al vestirnos de toda la armadura de Dios  (Efesios 6: 11- 19) en estos mismos versos se nos aclara cuáles son los componentes de esta armadura:
Para la espalda: LA VERDAD; Para el cuerpo: LA CORAZA DE JUSTICIA; Para los pies: EL CALZADO DEL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ; Contra los dardos de fuego del maligno: EL ESCUDO DE LA FE; Para la cabeza: EL YELMO DE LA SALVACIÓN. Y el arma de ataque: LA ESPADA DEL ESPÍRITU Además de todo lo anterior, debemos estar en constante oración, no solo por nosotros, sino por todos los siervos y siervas del Señor.

Yo te digo que si estás vestido con toda la armadura de Dios,  y tienes la autoridad delegada de Dios, puedes levantarte y reclamar al enemigo todo lo que es tuyo. ¡¡ LEVANTATE EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO Y SE MÁS QUE VENCEDOR ¡¡ Ejerzamos autoridad y dominio porque la Iglesia fue puesta con Cristo sobre todo trono, poder y autoridad. Así que no te acostumbres a depender permanentemente de otras personas. Empieza a hacer uso de la autoridad, y no des lugar al diablo, porque el reclamaría un derecho.
Debemos saber que Satanás no tiene ninguna potestad sobre los creyentes. La Biblia dice: “el cual (el Padre) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su amado hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” Colosenses 1:13 y 14.
Recuerde las citas bíblicas que ya han sido mencionadas en este estudio: Efesios 1:22 y 23, Lucas 10: 19. Y si alguna ves le está agobiando el enemigo, las circunstancias o la enfermedad; recíteles con fe las escrituras, y tome su lugar, el cual es reinar; porque por Jesucristo usted ha recibido abundancia de gracia (Romanos 5: 17) así que atrévase a reinar sobre sus circunstancias en el nombre de Jesucristo, para la gloria de Dios. Si tenemos esta actitud, el Espíritu de verdad puede alzarnos al lugar donde podamos ver con claridad la revelación de Dios. Es por eso que yo te animo a que sigas orando para que nuestro Padre Celestial te de “espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de su entendimiento”.


RESUCITADOS CON CRISTO
En Colosenses 1: 15 al 20 el Apóstol Pablo nos habla de una poderosa revelación. En esta escritura, no solo se nos muestra quien es Cristo; sino que se nos muestra su misión: Darnos vida. Colosenses 2:12-15 nos dice que Dios padre nos dio vida en el mismo momento que resucitó a Cristo Jesús, pero para poder hacer esto tenía que perdonar nuestros pecados y liberarnos del dominio de Satanás y sus demonios, al cual estábamos sujetos por causa de la deuda del pecado nuestro que ellos reclamaban. A esta deuda se refiere el Apóstol Pablo cuando dice que había un acta de decretos que nos era contraria.
La buena y maravillosa noticia es que Cristo anuló esa acta de decretos y la quitó de en medio despojando a los poderes de las tinieblas de su poder sobre nosotros, y nos dio así una libertad permanente por su victoria contra el pecado y la debilidad de la carne; porque él condenó el pecado nuestro en su carne. Y siendo la paga del pecado la muerte, entregó su propio cuerpo en pago de nuestra deuda. Y es así que pudo decir en la agonía cruel, y con toda su angustia al morir pagando aquella infame deuda nuestra: consumado es. Para que ahora podamos decir con gran alivio y gran dicha: Ninguna condenación hay para los que están en Cristo (vea Romanos 8). Si entendemos bien esa revelación y la creemos con todo nuestro corazón, podemos estar seguros ante las insinuaciones del enemigo y de las potestades de maldad que nos quieren tener en esclavitud y opresión; haciéndonos sentir y creer culpables o que todavía estamos bajo el dominio del enemigo, lo cual es totalmente falso. La resurrección de Cristo contradice de una manera contundente esas mentiras del diablo. Solo si Cristo no hubiera resucitado, el diablo tendría potestad sobre nosotros los creyentes, ya que la muerte es un enemigo. Si Cristo permaneciera en la tumba entonces nosotros seriamos esclavos aun; pero Dios el padre levantó a nuestro Señor de la tumba, triunfando así sobre todos nuestros enemigos y haciéndonos a nosotros más que vencedores.

No nos dejemos amedrentar por el enemigo cuando a través de las circunstancias nos acusa e intenta que creamos sus mentiras, tratando de mantenernos en esclavitud.
Es nuestro deber y privilegio el conocer y creer la revelación de la verdad de la obra redentora de Cristo y ser así libres del poder de las tinieblas. Por eso cuando el diablo venga a usted con sus mentiras y artimañas, no le de lugar y resístalo con la verdad revelada de la palabra de Dios, y el huirá de usted, porque la victoria es suya en Cristo Jesús.
La resurrección de Cristo le da a usted el derecho de la libertad, y hace algo mas maravilloso aun: Lo sienta en lugares celestiales juntamente con Cristo; sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero. Por eso debemos creer el maravilloso hecho de la resurrección de Cristo, alabarlo por eso, pensar en ello, vivir por ello y combatir con esa poderosa verdad toda mentira del diablo.
Entendamos que todas las cosas están bajo el poder, dominio y autoridad de Cristo: Todas las cosas están bajo sus pies. Ahora bien, cabe preguntarse: ¿Donde están los pies de Cristo? La respuesta a esta pregunta tiene su base en otra poderosa revelación: “La iglesia es el cuerpo de Cristo”. Sabemos que los pies están al final del cuerpo, como la cabeza esta al principio del cuerpo. Entonces diremos que como la iglesia es el cuerpo de Cristo, y como los pies están en el cuerpo; entonces todas las cosas están bajo la iglesia.
Por tanto yo le animo a que se atreva a ejercer autoridad, pero asegúrese de hacerlo en la voluntad de Dios y bajo la guianza del Espíritu Santo.


ENFASIS FINAL:
Recuerde que aunque Dios le ha dado autoridad, usted como creyente debe llevar siempre la armadura de Dios (vea Efesios 6:10-18). Mientras estemos en este mundo y no hayamos sido transformados corporalmente, aun estamos al alcance de las acechanzas del diablo, y por tanto estamos en la obligación de velar por mantenernos en la libertad con que Cristo nos hizo libres.
Otro punto en el que debemos insistir es en el hecho de no ser arrogantes ni soberbios. No debemos hablar a las potestades del aire con lenguaje carnal y ofensivo, no por miedo a las fuerzas del mal, sino por temor reverente a Dios; quien no quiere que seamos como hijos descuidados e insensatos que no se fijan en como hablan. Además, debemos entender que hablar con palabras ofensivas, es recurrir a armas carnales que no tienen ningún poder contra las potestades del aire; Por el contrario; nuestras armas no son carnales, sino espirituales y poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
Ejercer autoridad con eficacia no depende de los gritos, el tono, o las palabras que usemos, sino de la convicción de la revelación de tu posición en Cristo, y de la fe con que ejerzas esa autoridad. Recuerde que su lucha no es contra carne ni sangre; sino contra potestades de las tinieblas. Por tanto, no trate de ejercer autoridad con poder sobre las personas, y no cometa el grave error de combatir a las personas y no ala influencia que hay detrás de actos gestos y palabras dañinas.

Finalmente, es mi deseo que usted pueda apropiarse de estas verdades tratadas en este folleto y que tome la posición de autoridad que Dios le ha dado.
Comience a vivir como un escogido de Dios: Disfrute de abundante victoria de los hijos de Dios; tome su lugar en las alturas celestiales con Cristo Jesús Señor nuestro.

jueves, 13 de enero de 2011

El Juicio ante el gran trono blanco


EL JUICIO ANTE EL GRAN TRONO BLANCO.
Esta lección se ocupa de los eventos preliminares al reino eterno, donde Dios Padre tomará para siempre el reino en medio de los seres humanos.
Ha de entenderse que el reino de los mil años, no es el reino final; porque todavía falta que Satanás sea echado al lago de fuego y azufre para siempre jamás.

Eventos preliminares al establecimiento del reino eterno:
I-) LA ÙLTIMA REBELIÒN DE SATANAS.
Después de que la humanidad ha gozado de mil años de paz, sobreviene la última gran rebelión de Satanás.

El encadenamiento y encierro de Satanás tiene como principal objetivo que el reino de Cristo en el milenio se de en perfecta paz.
Pero después de esos mil años de encierro, Satanás es liberado; no es que el diablo logra liberarse, sino que Dios determina liberarlo (Apocalipsis 20:7).
No podemos entender si existe otro  propósito de Dios al soltar de su prisión al diablo después de mil años encierro, en que el mundo entero ha estado fuera de la influencia de este perverso ser.
Sin embargo, queda claro que Dios tiene un propósito al liberarlo de su prisión.
Entre ese propósito podemos notar dos hechos importantes:
1) Que Satanás no tiene la capacidad de cambiar su esencia malvada.
2) Que los seres humanos no transformados, no son capaces de vivir en paz y obediencia permanente a Dios.

Analicemos mas concretamente estos dos hechos, tomando como base las escrituras del Apocalipsis.

Hecho número uno: 1  Satanás no cambia su esencia malvada:
Desde que Satanás se reveló contra Dios, se embarcó en una carera perversa y abominable: Tomar el lugar de Dios. En ese deseo de altísima soberbia y arrogancia, Satanás ha cometido innumerables atrocidades contra la creación de Dios y contra sus mas estimadas criaturas, llegando a convertirse en fuente de mentira, homicidios, destrucción, pillaje contra el ser humano y toda clase de abominaciones; apadrinando al ser humano corrupto; haciendo brotar lo peor del hombre (Juan 8:41-44).
En la mente de algunas personas que ignoren el incorregible carácter perverso del diablo, y su inmutable carácter de homicida, mentiroso y engañador; podría caber la idea de que Satanás pueda regenerarse después su amarga experiencia en su largo encierro de mil años. Sin embargo, al ser liberado de su prisión, el mismo va a demostrar que su naturaleza malvada es inmutable. Pues lnmediatamente que es liberado del abismo en que estaba encerrado y encadenado, sale a hacer lo que es propio de su carácter: Engañar.

a) Satanás sale a engañar a las naciones(Apocalipsis 20:7,8).
No se dice concretamente con que mentiras y argumentos sale Satanás a engañar a las naciones. Pero es posible que haga lo mismo que hizo con Eva en Edén: Ofrecer falsamente a los seres humanos hacerlos semejantes a Dios (Génesis 3:4,5).
Que Satanás logre engañar a tanta gente no puede entenderse de otro modo; porque es bastante difícil que después de haber vivido en un reino de justicia y paz, puedan revelarse contra Cristo, sin una oferta de tener "algo mejor y mas grande" de lo que en el reino milenial Dios les daba. Debemos reconocer que el engaño ha sido la arma mas poderosa de Satanás para apartar al hombre de los buenos propósitos de Dios. El apóstol Pablo le recuerda esto mismo a la iglesia: Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (1ª Corintios 11:3). Evidenciando la siempre perversa acción del diablo que engaña y extravía al hombre.
No es de extrañar entonces, que Satanás haga lo mismo esta vez, y engañe a las naciones, como es su costumbre.
Y que fascine sus mentes con ofertas mentirosas para llevarlos como sus aliados a la guerra contra Cristo y sus Santos.
Sea cual fuere el argumento con que Satanás engaña a esas naciones, lo cierto es que la palabra de Dios nos revela que lo logra, y que reúne a una enorme cantidad de gentes contra los Santos.
Es tan grande el numero de aliados que el diablo logra llevar a la guerra, que Juan los describe “como la arena del mar” (Apocalipsis 20:8).
Satanás es derrotado para siempre:
Después de lograr engañar a un gran numero de personas, Satanás los lleva a rodear a los Santos y a Jerusalén.
La palabra de Dios no nos dice nada de cómo toma Cristo y sus Santos esta invasión y sitio que sus enemigos hacen contra Jerusalén; pero parece ser que no muestran ni una pequeña inquietud a causa de la inminente guerra que Satanás está trayendo contra ellos.
Es notable el hecho de que Cristo no haya tenido que ocuparse de pelear contra Satanás. Vemos que cuando Satanás fue encadenado y lanzado al abismo, fue un ángel quien actuó contra el diablo; y en este caso, en que se levanta contra Cristo, después de mil años de paz; es Dios el padre que se encarga de Satanás y su gran ejército, y de modo sorprendente y sobrenatural, los derrota: Hace caer fuego del cielo y los consume.
Y Satanás es lanzado al lago de fuego y azufre, (Apocalipsis 20:10) donde, desde hace mil años habían sido lanzados sus aliados de la gran tribulación: La Bestia y El Falso profeta (Apocalipsis 19:20).
Es asi como Satanás es derrotado para siempre, y echado en su prisión eterna: El Infierno. Que es lugar de su condenación de cadena perpetua; porque estará allí por los siglos de los siglos; donde será atormentado juntamente con sus secuaces para siempre jamás (Apocalipsis 20:10).

Hecho número dos: Los seres humanos no transformados, no son capaces de vivir en paz, y en obediencia permanente a Dios:
La liberación de Satanás, no solo demostró su incorregible carácter perverso; además, demostró que el ser humano no transformado, no puede vivir en el reino de Dios; porque no puede sujetarse permanentemente a Dios.
En la actualidad, los seres humanos nos escudamos en toda clase de excusas para justificar nuestras acciones impropias; Si hay delincuencia, decimos que es por causa de la injusticia de los gobiernos; Si hay robos y asaltos, lo achacamos a la desigualdad de oportunidades; Si los empleados se vuelven corruptos, decimos que es por causa de los malos salarios; y así, para cada pecado, sea de la sociedad o de un individuo, siempre tenemos una excusa. Pero después de haber vivido un larguísimo periodo de justicia y paz, donde el mismo Príncipe de Paz (Jesucristo) ha reinado con equidad, no queda ninguna razón que justifique la rebelión del ser humano.
No queda pues, ningún argumento al ser humano que justifique su pecado delante de Dios y de los hombres; porque en el milenio tendrán la mas grande oportunidad de mostrar la inherente esencia de su ser interior. Pero lastimosamente, quedará demostrado que los designios de su corazón es de continuo el mal (Génesis 6:5-13). Y ésta es la base del juicio de Dios sobre el hombre: Que la maldad del hombre no transformado, es continua e irrefrenable.
Por esa triste realidad vino el juicio en tiempos de Noé. Esa fue también la causa del juicio sobre Sodoma y Gomorra. Y sin lugar a dudas, esa será también la causa del ultimo gran juicio de Dios sobre la humanidad después de la era de paz de mil años.
Queda claro, por el testimonio de La Palabra de Dios, que en el reino milenial, la humanidad no se sujetó a servir a Cristo por verdadero amor y gratitud; pues cuando tuvieron “una mejor oferta” de parte de Satanás, se revelaron en masa contra Cristo y su reino de justicia y paz (Apocalipsis 20:1-9).
El terrible juicio de Dios sobre toda esta gran muchedumbre de gentes, que nos recuerda el juicio sobre las gentes de Sodoma y Gomorra, debe ser entendido como la inevitable acción de Dios a fin de erradicar para siempre toda rebelión que desestabilice la completa armonía de los redimidos y del reino eterno de los cielos.

II) EL JUICIO DEL GRAN TRONO BLANCO:
Después de la última rebelión de Satanás, y la consecuente derrota de éste y sus aliados, se pasa al juicio ante el gran trono blanco, o lo que también se podría llamar “El Juicio Final”.
Es importante que podamos aclarar algunas cosas acerca del juicio ante el gran trono blanco:
a-)  Que el juicio de los creyentes no es el mismo de los incrédulos.
La palabra de Dios nos declara que todos tenemos que comparecer ante el trono de Dios para ser juzgados, para recibir conforme lo que hayamos hecho mientras estábamos en el cuerpo; sea malo o sea bueno (Romanos 14:10. 2ª Corintios 5:10). Aunque ciertamente el creyente ha de ser juzgado, su juicio no es el mismo de aquellos que no hayan sido regenerados como hijos de Dios por El Espíritu Santo; El juicio de los creyentes será en un tribunal diferente del que se hará ante el gran trono blanco; El juicio de los justos, se llevara a cabo en el tribunal de Cristo (2ª Corintios 5:10).
El juicio de los creyentes, es un juicio para recompensa; porque en ese juicio no se juzgará si el creyente es digno del castigo eterno; sino que este juicio será para decidir si es digno de los galardones que el Señor a preparado para los que le sirven.
El creyente tiene la gran dicha de no ser juzgado para condenación porque Cristo pagó el rescate por el pecado de los creyentes (Romanos 5:1; 8:1,2).
Por la abundante gracia y misericordia de Dios, podemos estar seguros que Cristo esta sentado a la derecha de la majestad del trono de Dios para interceder por nosotros, mostrándose él mismo como rescate por nuestros pecados. Y ante esa irrefutable evidencia de nuestra justificación, no hay quien pueda condenar (Romanos 8:34. Hebreos 10:12-14). Sin embargo, es necesario entender que sí estaremos en el juicio del gran trono blanco; no para recibir condenación, sino para testificar de la abundante gracia de Dios sobre los hombres, para escuchar decir al Cordero de Dios: Ellos (los creyentes) son libres por mi sangre. Lo cual constituirá un testimonio de justicia para aquellos que serán condenados al castigo eterno, de que la misma oportunidad de salvación tuvieron todos los hombres (Juan 3:16). Porque los creyentes no se habrán ganado el cielo por sus obras; sino por la fe en Cristo; por la abundante gracia y misericordia de Dios (Efesios 2:4-9).
Cabe, todavía, hacer una importante observación acerca del juicio de los creyentes, ésta es: Que no todos los que dicen ser creyentes son salvos.
La anterior declaración ha sido la mas controversial de todas las cosas que se hayan dicho a cerca de los creyentes; sin embargo, es necesario recalcar esta verdad para que aquellos que quieran ser genuinamente creyentes, tengan la oportunidad de salir del engaño de Satanás.
¿Por qué hablamos de engaño? Porque hay quienes piensan que no importa si vives en inmundicia y pecado; si has dicho: “Me arrepiento de mis pecados y acepto a Cristo en mi corazón”, entonces ya eres salvo, no importando si hay evidencias de regeneración del corazón. Ellos argumentan que “lo importante no es lo exterior, sino lo que hay en el corazón”.
Quienes piensan así, ignoran que lo que hay en el corazón se evidencia por los actos hacia nuestro exterior; “porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34; 15:18-20. Marcos 7:21-23).
Hay una doctrina que surgió en la iglesia desde hace muchos años, que asegura que “el salvo es siempre salvo”. Esa doctrina ha llevado a muchos al triste engaño de hacerles creer que aunque vivan en continuo pecado y depravación, aun así son salvos. Como argumento usan sobre todo, el pasaje bíblico de Efesios 2:8,9. Amparados en este texto, al cual sacan de contexto doctrinal, argumentan que: “Como la salvación no es por obras, sino por fe; entonces, no importa lo que hagas, no puedes perder tu salvación”.
Para aclarar esa peligrosa confusión, es necesario referirnos a algunas verdades importantes en relación a los verdaderos creyentes, que son los salvos:
Los verdaderamente salvos son los adoptados hijos de Dios:
Pero para ser adoptados hijos de Dios, se requieren algunas cosas importantes a saber:
1- Un corazón arrepentido.
Debe entenderse que un corazón arrepentido se evidencia a través del cambio de conducta. Es decir, que un corazón arrepentido, ya no ama la impureza ni el pecado; porque se ha vuelto de lo impuro a lo puro. Y alguien que ame el pecado porque vive en el, no puede decir, con razón, que tiene un corazón arrepentido. La escritura dice que un corazón no arrepentido “acarrea juicio y condenación para sí” (Romanos 2:4,5).
2- Recibir a Cristo y creer en él. (Juan 1:12).
El arrepentimiento del corazón, va de la mano con el consecuente acto de creer y recibir a Cristo. Pero debe entenderse que recibir a Cristo y creer en él, es mas que confesarlo con la boca; es aceptar su mensaje y vivir su palabra. Estos pasos antes descritos, son la antesala para la evidencia y comprobación de la paternidad de Dios sobre el creyente.
3- Recibir el Espíritu de Dios.
Este es el mas significativo hecho que evidencia que somos hechos hijos de Dios. A ese hecho es a lo que se le llama “nuevo nacimiento”. Y es un “requisito imprescindible para poder heredar el reino de los cielos (Juan 3:3,5). Pero, ¿Cómo saber si somos hijos de Dios? Es precisamente la presencia del Espíritu Santo en el creyente, que contesta esta inquietante interrogante; porque es el Espíritu de Dios en nosotros el principal testimonio de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16). Este testimonio interior del Espíritu de Dios en nosotros, es el que nos hace saber sin lugar a dudas que somos hijos de Dios, y es importante sobre todo para nosotros mismos como creyentes; pues somos nosotros los mas interesados en saber que somos genuinamente creyentes e hijos de Dios. Porque no importa tanto que otros estén seguros de tu autenticidad de creyente; sino que tu mismo en verdad puedas estar seguro de tu salvación.
El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de él (Romanos 8:9).
Esta es otra importante verdad en relación con los salvos.
Resulta de suma importancia el hecho de que podamos tener el Espíritu Santo en nuestro interior, porque este es el sello de garantía de que somos propiedad de Cristo; y esto se evidencia por vivir apartados de las obras de la carne, y a su vez, vivir apegado a la vida del Espíritu (Romanos 8:9).
La presencia del Espíritu de Dios en nosotros es la garantía de una vida de total transformación que nos aguarda en los cielos a todos aquellos que hemos sido sellados para salvación (2ª Corintios 1:22; 5:1-5. Efesios 1:13,14).
Además de lo ya dicho, podemos notar otra poderosa verdad acerca de la presencia del Espíritu de Dios en el creyente:
a) La Guianza del Espíritu Santo al creyente, es una evidencia inequívoca de que somos hijos de Dios (Romanos 8:14).
Una de las verdades mas gloriosas a cerca de los creyentes, la constituye el hecho de que el Espíritu Santo nos fue dado para guiarnos a toda verdad. Pero tenemos que reconocer con bastante alarma, que muchos creyentes se han vuelto a conceptos vanos, ignorando el testimonio del Espíritu; siguiendo doctrinas de hombres, y no preocupándose de ser guiados por el Espíritu santo.
En su afán de creerse dentro del plan de salvación, pero sin sujetarse a la guianza del Espíritu; estàn dispuestos a creer cualquier doctrina engañosa que les permita seguir viviendo impíamente.
Sobre estas personas que menosprecian la santidad del Espíritu de Dios en la vida del creyente, y que predican y viven una falsa libertad, creyendo y argumentando una infatuada madurez, sobre de ellos profetizó ampliamente el apóstol Pedro.
Para apercibir a los verdaderos creyentes, Pedro pone como ejemplo la irremisible decisión de Dios de castigar a los àngeles que pecaron. Según el apóstol, ese juicio es la mas convincente evidencia de que Dios castigará con el mas severo juicio, condenando  a aquellos que, en ves de apegarse a la doctrina de la santidad  y la obediencia, mas bien han decidido rechazar la guianza del Espíritu, y han decidido crear su propia doctrina; a fin de vivir en su liviandad y su propia concupiscencia.
 Además, el apóstol advierte que el juicio de Dios sobre Sodoma y Gomorra, es otro ejemplo significativo de la firme decisión de Dios de castigar a aquellos que llamándose creyentes han decidido vivir impíamente (2ª Pedro 2:1-22).
El fruto del Espíritu evidencia a los salvos:
Finalmente, es bueno hacer notar que la presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente, se evidencia ante los demás por el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-24). Por eso podemos decir con certeza, que aquellos que viven manifiestamente en las obras de la carne, se engañan así mismos cuando piensan que son salvos (Gálatas 5:19-21).
Todo aquel que piensa que puede vivir impíamente sin perder la salvación, debe recordar con seriedad las palabras de nuestro Señor Jesucristo: “Por sus frutos los conoceréis… todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos”.
b) Que el juicio de las gentes impías es para condenación eterna.
El juicio de los no creyentes difiere por mucho del juicio de los redimidos. Esta diferencia radical se debe al hecho de que mientras el juicio de los redimidos es para ser galardonados; el de los no creyentes es para condenación. 
Debemos entender que estos juicios son totalmente diferentes. Cuando la Biblia se refiere a la comparecencia de los creyentes, lo hace en relación al tribunal de Cristo. Pero cuando habla del juicio de los no creyentes, se refiere al gran trono blanco.
De lo anterior podemos deducir con claridad, que el juicio del trono blanco no es para la iglesia.
El juicio ante el gran trono blanco, ha de tomarse como el juicio final sobre el pecado donde tendrá efecto la muerte segunda.
Es tan relevante este momento de emitir el juicio sobre los seres humanos que en ese instante ocurren cosas terriblemente sorprendentes.
La Tierra y el cielo se desvanecen:
Cuando el juicio final vaya a dar comienzo, es el momento cumbre de sellar el destino eterno de los seres humanos. Este es el momento mas dramático desde la creación del hombre, y como testimonio del dramatismo del momento, la Tierra  y el cielo “huyen” de la presencia de Dios.
Esa palabra que el profeta usa para describir el desvanecimiento del cielo y la tierra, sintetiza el drama conmovedor de ese instante, y nos deja la impresión de que los miles de millones de seres humanos que serán juzgados, estàn de pie junto al trono de Dios, flotando en el vacío (Apocalipsis 20:11,12).
Los libros son abiertos:
Después del dramático momento en que el cielo y la tierra desaparecen de la presencia de Dios, se da inicio a revisar la evidencia condenatoria contra cada ser humano que ha habitado este planeta. Para ello se abren los libros de las memorias de todas las obras de cada ser humano de pie ante el trono de Dios. Ahí, en esos libros estàn escritas todas las cosas que cada uno hizo, tanto aquellas de las que tuvo conocimiento público, como aquellas que permanecieron ocultas por miles de años. Es aquí el momento cuando se cumple las palabras de Cristo que dijo: “No hay nada oculto que no haya salir a la luz” (Marcos 4:22) Y entonces se sabrá de las mas perversas cosas que se hicieron sobre la tierra, y se sabrá acerca de los mas grandes secretos escondido, tanto de personas como de organizaciones: gobiernos, logias, sociedades, instituciones etc.
El libro de la vida:
Entre todos los libros que fueron abiertos, estaba uno que el apóstol Juan distingue como especial.
Ese es el libro de la vida.
Ese libro de la vida, es el libro en que estàn escritos los nombres de todos aquellos que fueron redimidos. El que esté anotado en ese libro de la vida debe considerarse sumamente dichoso, porque eso le asegura que tiene garantizada la viada eterna.
Según palabras de nuestro Señor Jesucristo, la mayor razón de regocijo para los creyentes, debe ser el hecho de saber que sus nombres estàn escritos en este libro (Lucas 10:20).
Es por esa razón que este libro se destaca entre los demás libros porque este es el mas deseado de los tesoros del destino de la humanidad
La muerte y el hades son lanzados al lago de fuego y azufre:
Este momento deseado por siempre se cumple para dicha de los salvados, porque la erradicación de la muerte es el deseo de los hombres desde que el pecado entró al mundo y con el la muerte. Pero este momento es también el clímax de de ese día de juicio final que culminará con la condenación eterna en el infierno de todos aquellos que no hayan decidido vivir el camino de la abundante gracia de Dios, que con inmenso amor trató de salvarlos de este momento atroz (Juan 3:14-17).
Los condenados son lanzados al infierno:
A la destrucción de la muerte y el hades, le sigue la ejecución de la condena eterna de los incrédulos.
Al terminar este día de juicio, se cumple el destino de la humanidad: Una gran parte de ella yendo a al tormento eterno (Apocalipsis 20:15). Y  la otra gran parte, heredando la dicha perpetua de ser creados para alabanza de la gloria de Dios. Donde gozarán de paz perfecta, de gozo y delicias para siempre jamás.
Si al llegar a este punto del estudio de este tema, hay algún no creyente que haya tenido acceso a este folleto, y se sienta con un gran sentimiento de injusticia a causa del juicio de Dios; le recuerdo que el destino que Dios quiere para el hombre es la vida eterna, y que está disponible gratuitamente en Cristo Jesús para todo hombre (Juan 3:16,17). Y si algún creyente es embargado de tristeza a causa del destino de los incrédulos, lejos de sentir `lastima, debe tomar conciencia de esta verdad, y consecuentemente, debe sentirse impelido a ganar a muchos para la salvación.
Cielos nuevos y tierra nueva:
Después del juicio ante el gran trono blanco empiezan a venir todas aquellas cosas maravillosas que Dios ha preparado para los que le aman. La primera obra maravillosa de los regalos de Dios para la nueva humanidad, es que cielo nuevo.
Seguidamente, Dios hace una nueva tierra. No debe confundirse esto con una regeneración del cielo y e la tierra, sino, como una nueva creación del nuevo y eterno paraíso de Dios para el hombre.
Esta esperanza de una nueva creación es parte de la fe de los creyentes a través de todos los tiempos (Hebreos 11:13-16. 1ª Pedro 1:3-6. 2ª Pedro 3:13).
Establecimiento de la nueva Jerusalén:
El establecimiento de esta ciudad como una joya de entre todas las joyas, es la esperanza mas preciada de todos los creyentes, porque su establecimiento en la nueva tierra de Dios, significa la mas bienaventurada de las esperanzas de los creyente de todos los tiempos: morar eternamente en la presencia de Dios. Es así como precisamente Juan la escribe al verla bajar del cielo de Dios (el tercer cielo) Y una voz potente la anuncia como el tabernáculo de Dios; donde Dios mismo morará con los hombres y éstos con él, en una comunión estrecha (Apocalipsis 21:2,3).
Esta ciudad de Dios a la que el profeta llama “la nueva Jerusalén” es la mas gloriosa de todas las cosas creadas por Dios.
Esta creación es el tabernáculo de Dios que Dios le mostró a Moisés para que hiciera el tabernáculo de reunión. A este tabernáculo verdadero, es al que representaba el santuario del templo de los judíos. Y es tan sagrado y glorioso que el sumo sacerdote tenía que entrar con sumo cuidado, porque aun esta representación simbólica era tan santa que el sacerdote podía morir si estaba impuro en el lugar santísimo. Pero ahora que desciende el verdadero, los hombres tienen la gloriosa dicha de ver el rostro de Dios en estrecha comunión con él (Apocalipsis 21:3).


Dios mismo consuela a los redimidos:
En esta estrecha comunión que vivirá el ser humano con Dios, recibirá de la propia boca de Dios las palabras mas dulces de consuelo y ternura. Dios con sus propias manos enjugará las lagrimas de las mejillas de escogidos, como un tierno padre consuela y arrulla a su amado hijo (Apocalipsis 21:4).
Podemos decir con seguridad, que es indescriptible la dicha que estará disponible para los hijos de Dios.
El propósito de esta sublime esperanza del creyente, ha sido una poderosa fuerza que ha inspirado la fe y la valentía de los creyentes. De igual manera que en el pasado, esta esperanza cierta, debe constituirse en un poderoso motivo de nuestra fe para poder enfrentar con renovadas fuerzas las innumerables pruebas de nuestra vocación de fe.


William Tercero M.